Déjame que te explique...
Cuando compraste tu instrumento no te dijeron que se iba a desajustar, o que tenías que hacer tareas para mantenerlo en perfecto estado, que tendrías que cambiar componentes y que con el uso iba a empezar a hacer ruidos molestos.
Normalmente al comprarlo se omite y te hace pensar que el instrumento durará para siempre sin meterle más dinero que el de la compra.
Entiendo la satisfacción y alegría que te aporta tocar tu instrumento, cuando todo funciona tal y como esperas y deseas. El instrumento se convierte en una parte más de ti. Lo necesitas casi como respirar.
Puedes pensar en tu próximo concierto, gira o simplemente en tu clase, pero si tu instrumento no está fino y no sabes porqué ni como solucionarlo, ese momento de felicidad se puede convertir en pesadilla.
Dime si alguna vez:
- Has tenido problemas con un muelle y no llevabas nada para arreglarlo.
- Intentaste “arreglar” tu instrumento, pero las cosas no salieron como querías.
- Has tenido que llevar tu instrumento al taller por una urgencia y no te lo han devuelto en unos días, impidiendo usarlo en tu rutina de estudio.
- Has pensado hacer algún curso de mantenimiento pero no lo has encontrado, o las fechas no te venían bien.
- Has perdido el tiempo viendo vídeos de Youtube, donde todo te lo mostraban rápido y no te explicaban nada para asegurarte que lo que hagas lo realices con seguridad.
- Has encontrado un buen tutorial, libro o apuntes pero estaban en inglés y no te has enterado del todo.
Hazte estas preguntas:
- ¿Cuántas horas has perdido? Muchas horas perdidas sin que soluciones el problema y al final has tenido que depender de otra persona.
- ¿Sabes en qué se traduce lo que te ocurre? Frustración, agobio, desmotivación de seguir tocando, estrés.
- ¿Por qué no conviertes el mantenimiento de tu instrumento en una tarea placentera?
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